Para que la inclusión sea verdadera inclusión y además exitosa, se han de cubrir todas las necesidades que el alumnado con y sin diversidad funcional tenga durante el horario escolar. Dado que se pretende abandonar la educación especial por considerarse una modalidad que segrega a los alumnos con diversidad funcional y también abandonar la actual integración por considerarse una modalidad que separa tanto a los alumnos con dificultades de aprendizaje como a los alumnos con diversidad funcional aunque estén en el mismo edificio, se tendrá que implementar una modalidad de inclusión total en la que TODOS estén en su aula correspondiente y tengan la misma oportunidad de aprender sin salir de ella. En esta nueva modalidad inclusiva se requerirán los siguientes recursos humanos, arquitectónicos y materiales:
- Profesores formados específicamente y en número suficiente, comprometidos con las metodologías de enseñanza adaptadas para atender alumnos ordinarios, alumnos con dificultades de aprendizaje, alumnos con diversidad funcional y alumnos de altas capacidades.
- Especialistas en Pedagogía Terapéutica, Pedagogos, Psicopedagogos y Especialistas en Audición y Lenguaje en número suficiente de forma que puedan estar presentes en las aulas para dar apoyo a los alumnos que lo requieran.
- Psicólogos educativos y orientadores en número suficiente para valorar el nivel de desarrollo de cada alumno, las dificultades de aprendizaje y sus necesidades específicas; dar apoyo al profesorado y resto de profesionales; atender las demandas psicoterapéuticas del alumnado (desmotivación, estrés, ansiedad, acoso escolar, sensación de fracaso...); formar a los alumnos sobre aspectos importantes para su desarrollo psicológico (resiliencia, empatía, autoestima…); intervenir a nivel terapéutico sobre aquellos alumnos con problemas de salud mental (obsesiones, tics, conductas disruptivas, agresiones, autolesiones, conductas psicóticas, depresión, disforia…)
- Fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales en número suficiente para atender las necesidades de los alumnos con problemas respiratorios y/o del aparato locomotor (parálisis cerebral, hemiplejías, lesión medular, problemas que cursan con hipotonía o espasticidad…) que requieran intervención continuada, adaptaciones para la movilidad, etc.
- Personal sanitario para atender problemas crónicos de salud (diabetes, epilepsia, asma, alergias, enfermedades poco frecuentes, lesiones medulares, del aparato locomotor, lesiones cerebrales, problemas de salud mental…) que requieren tratamiento, administración de medicación, manejo de dispositivos (bombas de insulina, respiradores, aspiradores de secreciones, oxigenoterapia, sondas vesicales, sondas gástricas, inhaladores, audífonos…), dietas especiales; problemas agudos de salud como accidentes, intoxicaciones, procesos de enfermedad que se inician en el horario escolar (fiebre, dolor, diarrea, malestar general, dismenorreas…); situaciones urgentes (atragantamientos, crisis epilépticas, síncopes…); vigilancia y prevención; promoción y educación para la salud…
- Especialistas en la atención al alumno con diversidad funcional sensorial, tales como: especialistas en lenguaje de signos, especialistas en lectoescritura Braille, especialistas en movilidad y orientación…
- Logopedas en número suficiente para atender a todos los alumnos que presenten dificultades en la comunicación (dislexias, disartrias, dislalias, dificultades en la deglución, problemas de lectoescritura, afasias, hipoacusia…)
- Personal auxiliar de comedor, patio escolar, actividades extraescolares, rutas…
- Edificios accesibles y sin barreras arquitectónicas: rampas, pasillos amplios y adaptados, ascensores y elevadores adaptados, puertas adaptadas, aulas y espacios adaptados, mobiliario adaptado, aseos adaptados; rebajes en las aceras, accesos adaptados desde el transporte público y el párking; señalización y paneles informativos, ausencia de obstáculos, pavimentos adecuados, protocolos de evacuación adaptados…
- Recursos materiales: todos los necesarios para aprender, comunicarse, jugar, alimentarse, socializarse, adquirir autonomía… adaptados para todas las tipologías de alumnos.
Aun disponiendo de todos estos recursos, no habría inclusión sin una actualización del repertorio de principios ideológicos del sistema educativo y de la sociedad en su conjunto: igualdad considerada desde la proporción (en función de las necesidades), no discriminación negativa, no estigmatización, reeducación en valores, tolerancia, aceptación de las diferencias, normalización…
¿Estamos preparados para incluir a los miles de alumnos ordinarios, alumnos con diversidad funcional, alumnos con dificultades de aprendizaje y alumnos con altas capacidades en los mismos centros educativos sin detrimento para ninguno de ellos? ¿Los alumnos ordinarios podrán mantener su ritmo, recursos de aprendizaje y oportunidades? ¿Los alumnos de altas capacidades podrán mantener su ritmo, recursos de aprendizaje y oportunidades? ¿Los alumnos con dificultades de aprendizaje podrán mantener su ritmo, recursos de aprendizaje y oportunidades? ¿Los alumnos con diversidad funcional podrán mantener su ritmo, recursos de aprendizaje y oportunidades?...
En un aula hipotética de 25 alumnos, teniendo en cuenta la prevalencia de las etiquetas diagnósticas más frecuentes, habría: un alumno con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), un alumno con diversidad funcional cognitiva (Trastorno del Espectro Autista, Síndrome de Down, Síndrome de X-frágil…), un alumno con diversidad funcional motórica, un alumno con enfermedad crónica frecuente (diabetes, asma, celiaquía, epilepsia…), un alumno con problemas de salud mental (depresivo, obsesivo-compulsivo, psicótico, bipolar…) y 20 alumnos ordinarios…
¿Qué superhéroe será el profesor tutor del aula? ¿Cuántos profesionales interactuarán en tiempo real y de qué modo? ¿Qué jefe de estudios coordinará este equipo multiprofesional intra-aula? ¿A quién señalaremos con el dedo si este proyecto fracasa? ¿Cuánto habremos perdido y qué necesidad había de experimentar con nuestros hijos?
¿Por qué no eligen los protagonistas, padres e hijos? ¿Por qué nos cuestionamos su felicidad sin haberles preguntado?
¿Qué importa más: la felicidad y el bienestar de las familias o las ideologías partidarias?
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