Cuando de súbito te topas con una foto reciente y compruebas como las arrugas que van surcando tu frente esconden ya un montón de historias y que del niño que fuiste no queda nada excepto un reflejo en la mirada tal vez, un atisbo de sonrisa en tu boca quizá, y te quedas, por un instante, petrificado enfrente de la imagen de un perfecto desconocido, de un señor, de una señora, que te mira y parece preguntarte: qué ha pasado, dónde están todas esas cosas que íbamos a hacer, los planes que teníamos, los sueños de juventud, esa fuerza incontenible que palpitaba por nuestros músculos y nos hacía saltar del sillón?
En ese momento te das cuenta de que sí, tienes la prueba delante de ti, el tiempo pasa, la vida corre como un reguero de pólvora encendida, una hora es larga pero un año es corto. La mayoría de la gente dice querer vivir eternamente pero la eternidad es justo hoy; si pierdes el día de hoy, igual perderías la eternidad entera. De vivir eternamente cada día tendrías la misma sensación que tienes hoy, ahora mismo, ni más ni menos. No puedes vivir dos días a la vez. Hoy, este día, es el único que existe, tanto para los que llevan vividos noventa años como para los que sólo han vivido uno; tanto si es tu último día en la Tierra como si es el primero.
Así que despierta, mira a los ojos a ese tipo de la fotografía y dile que no vas a consentir que se sienta defraudado. Dile que esta vida, esto que haces hoy, es mejor que cualquier sueño porque es real; dile que tú eres como una galaxia y que estás en continuo crecimiento personal. Puede, es cierto, que ese crecimiento sea muy escaso e, incluso, puede que sea imperceptible a las capacidades humanas, pero eso no desdice un ápice tu afirmación. Dile que te nutres de experiencias y que la consigna que te guía es: no hace falta que sea mejor, tan solo diferente. Dile que aceptas las propuestas que te llegan, las invitaciones que te ofrecen, los proyectos que te exponen. Dile que siempre sacas tiempo para escuchar a los demás, profundamente. Dile que no respondes de manera automática, que no te sabes la ruta de memoria, que tus movimientos no son predecibles.
Después deja la foto donde estaba y échate a vivir.
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